sábado, 12 de junio de 2010

Inteligencia Emocional

 

Sobre este tema mucho se ha escrito y para aquellos que les gusta, pues ya sabrán que parte de esta teoría se trata de controlar nuestros pensamientos con el objetivo de no afectar nuestro organismo de manera negativa o perjudicial.

En tal sentido, quiero comentarles acerca de una experiencia que tuve y que me demostró de  manera irrevocable, la fuerza que tiene la mente sobre nuestro cuerpo.

Es una tontería, en el sentido de que no se trató de nada grave y eso específicamente fue lo que más me llamó la atención…pues resulta que en días anteriores padecí una fuerte gripe que me afectó principalmente el cuerpo, es decir, sentía malestar en el cuerpo, me dolían todas las articulaciones y hasta caminar me hacia requerir un gran esfuerzo, no hubo dolores de cabeza, solo los ojos muy chiquiticos y al final un leve dolor de garganta, pero nada de molestos estornudos , fiebre, goteo nasal, toz o esas cosas que forman parte de la clásica gripe.

Por un momento pensé que estaba contagiada de Mononucleosis y por eso hasta fui a practicarme exámenes médicos a fin de comprobar que NO tenía nada de eso.

Efectivamente se trató de algo viral (según los médicos) pues no aparecía nada en los exámenes y no había ningún indicio de ningún tipo de enfermedad.

La otra parte de esta historia, y  que tiene que ver con el título de esta entrada, es que esa semana mi hermana mayor, a quien yo adoro, dio a luz a su primer hijo y estando en la clínica hubo un incidente con un familiar fue muy desagradable y en el que yo salí en defensa de mi hermana, en defensa de su derecho a la privacidad e intimidad en un momento de absoluta vulnerabilidad.

Por ese incidente yo me sentí doblemente ofendida, por mi y por mi hermana que no estaba en condiciones de defenderse y me sentía con una profunda insatisfacción por no poder decir más nada en pro de la conservación de las buenas relaciones familiares, así que eso me llevó a tener innumerables de diálogos internos con esa persona, lo cual hizo que cada momento reviviera mi frustración; después traté de dejarlo atrás y atribuirlo al momento y a la educación de esa persona, que realmente no tiene por qué ser igual a la mía.

Como resultado de eso, los días subsiguientes a pesar de estar todos felices con la llegada de mi sobrino, había una molestia en el ambiente ya que ese familiar se encargó de cambiar el ambiente y hacerse protagonista del momento y eso incrementó mi desespero.

Fue así como me enfermé, fue así como me sentí tan mal que tuve que tomar la decisión de regresar a mi casa, primero porque pensaba que tenía algo que podía contagiar a mi hermana o al bebe y luego porque estando enferma yo, realmente no le sería de mucha ayuda.

Pero la demostración irrevocable del poder de la mente sobre el cuerpo vino después, ya que estando enferma, mi hija pasó dos días al cuidado de otros familiares que con mucho amor se encargaban de sus cosas esenciales mientras yo estaba en cama, y al segundo día, cuando le estaban cambiando su pañal, ella se quejó porque estaba irritada.

Darme cuenta de que por mi culpa ella estaba desatendida y pensar en el dolor que ella podía tener, me hizo sentir tan mal, que cada vez que le pasaban un pañito y ella se quejaba, pude sentir literalmente en medio de mi debilidad una especie de pinchazos en el pecho y ahí fue cuando desperté de la situación, me abstraje y me di cuenta de lo que había hecho con mis emociones, con la diferencia que en ese ultimo momento yo lo pude sentir porque estaba tan débil que note mi propia agresión emocional tal como ya lo debía haber hecho cuando me molesté con la actitud de la persona en cuestión.

Hoy estoy plenamente convencida de que los estados de ánimo y los pensamientos negativos afectan de manera directa al corazón corazon a nuestros órganos y a nuestra vida en general, porque nos ponemos en un tipo de energía que no puede ser beneficiosa en ningún sentido.

Si alguno de ustedes cree en esto, puede tener por seguro que invertir en tener Inteligencia Emocional puede llegar a ser una de las cosas más importantes que se hagan de manera consciente, bien sea con terapia o a través de lecturas relacionadas.

Yo cuando me porto bien y hago las cosas como deben ser, me fijo en las emociones que despiertan mis pensamientos y ahí empiezo a descartar los que realmente no me hacen sentir bien.

A ustedes les ha pasado algo similar? los invito a probarse, examinen los sentimientos que despiertan sus pensamientos y después si quieren lo hablamos por aquí.

Un abrazo como siempre.

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