Hoy encontré su carta otra vez, me sorprendió mientras buscaba una maleta, no la abrí, sé que es de ella solo por la letra que se trasluce desde la parte interior, no la abriré, no la voy a leer porque todavía no curo esa herida y se que si la leo, voy a creer otra vez en algo que sólo existió en mi mente y en las letras bonitas que ella escribió.
La voy a guardar, quizás algún día se la muestre a mi hija, esa carta y muchas otras que ahorita tampoco sé donde están y que tampoco he tenido el valor de botarlas. Esta amistad, que ya no lo es y no se de qué manera lo fue, en muchas ocasiones se pareció a esta carta, intermitente, sorpresiva y llena de emociones que por su parte sólo avivaba el calor del día a día.
Esta carta hoy me sorprendió, me duele sólo agarrarla para guardarla en otro lugar, me duele el vacio.
Eso es todo.
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